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El pretexto argumental o cómo se construye una sinopsis

Es probable que con una lubricada imaginación cualquier argumento se levante de la nada. Una idea es la simiente imprescindible del relato y cuando esta surge eventualmente ya tenemos nuestra primera línea argumental levantándose igual que la viga central de un edificio flotante. El argumento es una construcción que ha de realizarse con el mayor de los cuidados midiendo consecuencia y consistencia. Siempre he querido escribir una novela de conspiración al estilo de la literatura de acción contemporánea aunque sin tanto efectismo y definitivamente con gracia (es asombroso cómo la especulación sobre secretos históricos que incluya órdenes misteriosas, dudas sobre el Vaticano y reliquias provocan ventas multitudinarias aún cuando la pobreza del discurso revuelca al lector en su propia pobreza intelectual).
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Katy se ríe en web

Katy es una chica que ríe mucho (al estilo web claro: jajajaja. Eso es lo interesante de este tipo de comunicación: todo es significante). Katy cuenta una vida basada en  acciones emocionales en las que un giro paterno (por ejemplo, abandonar una causa en contra de un eventual y tempranero matrimonio) terminó por hacer la decisión de casarse (un mecanismo curioso siempre eso de "llevar la contraria", ¿cierto?). Katy se casó con dieciséis años con un chico de dieciocho. Una edad, pienso, insuficiente para alguna buena medida de la vida y lo que es su núcleo biológico: la sexualidad. Está bien Katy no es tu caso y por eso estás en contra de todas las estadísticas (Katy rie). Este punto de coincidencia (el de Katy y quien fue su esposo), supondría generar dos biografías paralelas y claro, interdependientes, pues como suele ser la vida aunque reclamemos esa dudosa premisa de la casualidad. Es un ejercicio curioso comprender  el mundo de motivaciones de una persona a partir,

Un blog para aprender a escribir

Esta bitácora ha estado indexando palabras claves en mis pensamientos. Es una analogía curiosa sin dudas, una analogía cuyos fundamentos descansan en lo que he estado estudiando por los últimos diez años y el propio funcionamiento del mecanismo del pensamiento. El pensamiento indexa una estructura anterior: las emociones. Es un indexado en donde no interviene ninguna suerte de herramienta analítica. Sencillamente lo indexa: un hecho, una circunstancia que inscribe la vida. Por eso hay culturas que han sostenido la idea de que el verdadero órgano del pensamiento es el corazón, lo cual reduciría el cerebro a un sistema secundario (me encanta esa idea). De hecho la forma en que está manejada la existencia de millones de personas se basa en el falso de que el cerebro es el órgano rector. Eso ha generado la estructura política de funcionamiento social: un vaquero arreando ganado. ¡Uhm! Inquietante, ¿cierto?

Cicum stantia

El personaje, igual que el individuo corriente, es su circunstancia. No hay mejor lección que la vida propia para entender esto. El individuo, lo que lo individualiza y hace único, es la manera en que responde a sus circunstancias, lo cual a su vez ha sido propiciado por anteriores circunstancias. En esto hay un ritmo apenas comprensible y una ley. Quiero nombrala como Ley de la Periodicidad, una ley que explicaría por qué un individuo cada cierto número de meses o de años agota un cierto cúmulo de posibilidades. Esto como expresión mayor de micro períodos sicológicos que pueden durar meses, semanas, minutos o segundos antes de que se produzca un cambio de comportamiento, una variación  menor que presupone un cambio vital.

La condición del diálogo

Cinco minutos antes de irse a su oficina una mujer le pide a su marido que salga de su vida. Es evidente que se ha tomado su tiempo para concebir esta formulación. Así que administra cada uno de sus recursos (palabras, expresiones, postura y hasta pensamientos) para ofrecer una completa imagen de la ecuanimidad. Esta mujer sabe lo que está haciendo. No ha sido una conversación banal, ni siquiera el punto álgido del último encontronazo. Si hubiese que escribir un diálogo resultaría sin duda una conversación breve; en cambio larga y circunvoloide como suelen ser las rutas de los matrimonios contruidos sobre los mitos que genera la cultura.

La percepción que los demás tienen de ti difiere, por mucho, de la imagen en la que te regodeas

Ninguno de los principios del Método de Personaje han salido de la mente inquieta e ilustrada de un artista-filósofo.  Las ha producido la propia "realidad" (lo que quiera que esto signifique) en la percepción del atribulado tipo que le dio nombre a este sistema de elaboración de guiones y novelas. Bueno, dirás, es tu interpretación del asunto.

De la rosa primigenia...

Puesto que suelo ser indisciplinado e irreverente, uso una metodología restrictiva que me permite enfocar y expandir una idea por vaga que sea. Después de proponer un título, lo cual hago indefectiblemente aunque con prisa para que no comprometa en demasía el poco tiempo que dispongo para escribir (esta es mi primera recomendación), como segundo paso me propongo hallar y establecer un TEMA.