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Mostrando entradas de septiembre, 2009

Acerca del Método de Personaje

El tipo de la izquierda en la "vida real" no es más que un número, un código de identificación sin el cual no puede pagar siquiera su seguro voluntario. Puede haber ido hoy mismo con la intención de echar un poco de dinero al vacío, pero los  sistemas informáticos se lo impidieron ya que con toda su sofisticación no funcionan si no se les introduce un número que puedan comparar con otro número de su base de datos. La vida de este individuo puede ser tan aburrida o tan interesante como la tuya y probablemente lo único que lo salve es esa cota de vanidad en una fotografía matizada. Una imágen que no evita recordarle que la vida sigue pasandole por encima. Ahora, igual que se ha añadido algo de luces y sombras para matizar esta fotografía, una persona desaparece detrás del personaje que le ha tomado de referencia.

Diálogo

Hay tres aspectos de un guión que lo hace especialmente atractivo. El primero de ellos es la construcción de personajes consistentes y versátiles. El segundo es el desarrollo de situaciones las cuales, aún cuando se trate de una película de sucesos, le otorga a los personajes un desarrollo psicológico más amplio e interesante. Y luego, claro, los diálogos. Después de la imagen, el diálogo es el mejor mecanismo de composición de personajes: los delinea, los matiza, los enriquece... Y hace los mismo con toda la película.

Idas y venidas.

Vendedor :   Hola. ¿Cómo estai?  Interlocutor : ¿Cómo crees?  Vendedor: Estás mal.   Interlocutor: No, no lo estoy. Sólo que ya no estoy ahí.  Vendedor: Tu vida... tu trabajo... Tenías un trabajo interesante, ¿cierto?   Interlocutor: Dentro de la tremenda falacia que es la vida una sede diplomática sólo es un punto álgido.  Vendedor: Sí: ¿por qué ibas a extrañarla? ¿Extrañas algo?  Interlocutor: No.  Vendedor: Necesitas a alguien.   Interlocutor: No, no lo creo... Aquí no me falta nada. Y tu, ¿como estai?  Vendedor :   Reponiéndome del golpe.  
Siempre me interesó escribir (ya que siempre creí que tenía algo interesante que contar). Por supuesto, eso es una falacia. Pero cuando tenía tal vez catorce años uno de esos personajes que hay que mencionar de la vida, me dijo: "Tienes madera de escritor". Y, por supuesto, nunca he dejado de creérmelo.

Empieza a escribir

La idea es peregrina y sin embargo suele tener la suficiente energía como darle contenido a la voluntad de escribir. La idea es lo bastante definida como para que pueda ser localizada entre la multitud de pensamientos que componen eso que llaman mente. Surgen todo el tiempo, continuamente, escapando de tu desatenta mirada.